domingo, 20 de enero de 2013

Dickens: El observador solitario-II (Peter Ackroyd)

Me hubiera gustado cerrar 2012 con esta entrada dedicada al genial escritor inglés. No pudo ser en fecha, pero no por ello me olvido, espero que os guste.

Dickens hombre y escritor son una mezcla indisoluble en la que el genio literario da cuenta del material de la vida, esa "suma de naderias" a decir de David Copperfield, a menudo gravosas y tristes, otras alegres y esperanzadoras.

Dickens amaba la infancia, nunca dejó de ser el niño que correteaba y miraba con atención y memoria fotográfica las ciudades por las que la profesión de su padre le llevara, los modelos humanos que las poblaban y que nutrieron sus novelas convirtiéndose en seres de carne y hueso.
También Dickens es amante de la belleza etérea de la mujer que empieza a dejar la adolescencia, los ojos soñadores, la mirada dulce y aterciopelada; el rostro joven abierto a todas las esperanzas y a todos los proyectos. Ese momento de la vida, que respiran algunos de sus personajes femeninos, es el que siempre le sedujo, inclusive cuando la vida convirtió sus circunstancias en otras muy diferentes.

Después de la experiencia traumática de la fábrica de frascos de betún y las difíciles condiciones por las que tuvo que pasar la familia, consecuencia del encarcelamiento de su padre por deudas; Dickens a los quince años empieza a buscar su futuro. Tras haber avalado algunas deudas a su padre y colocarse en una peligrosa situación comprometiendo su salario en The Morning Chronicle, abandonará la casa paterna y llevará con él a su hermano Frederick. Toma entonces las riendas de su vida y en gran medida la de toda su familia, una situación que nunca le iba abandonar, que acuciaría una vida de trabajo y esfuerzo hasta más allá de su propia salud.

En 1834 conoce a George Hogarth y a su familia, con su hija mayor Catherine se comprometería, ella tenía 19 años y nuestro autor 22. El éxito de ventas de Los papeles póstumos del Club Pickwick, posibilitó el adelanto de la fecha de la boda. Por supuesto Frederick viviría con los recién casados y tras el nacimiento de su primer hijo, su cuñada Mary se instala en la casa del escritor debido a una serie de transtornos nerviosos y depresiones que comienzan a manifestarse en Catherine tras el parto.
La relación con su cuñada era muy afectiva y esta etapa de su vida fue una de las más felices, pero Mary muere repentinamente a los diecisiete años. Dickens por primera vez no cumple los plazos de entrega. Su dolor fue obsesivo: guardó sus vestidos, soñaba con ella e incluso manifestó su deseo de ser enterrado con ella.
Mary fue siempre la imagen idealizada de mujer, de dulzura, fragilidad e inocencia; representaba como Catherine el modelo que amaba, con la diferencia de que las depresiones de su mujer se agravarían en el futuro, en gran medida a raíz de embarazos posteriores. Conforme pasase en tiempo sería su cuñada más pequeña, Georgina, quien se hiciese cargo de la casa.

Sus problemas familiares no acabarían aquí, John Dickens había tomado por costumbre solicitar dinero a los editores de su hijo, y sus deudas eran de nuevo tan numerosas que estuvo a punto de ser enjuiciado. Dickens toma la decisión de instalar a sus padres en el campo, cerca de Exeter, en Mile End Cottage. Pone en funcionamiento todo lo necesario y le presta a su padre dinero a condición de llevar una vida retirada. No siempre le dió buen resultado esta estrategia, pues poco después su padre falsificaría su firma. Este episodio ahondó las diferencias entre ambos llegando incluso a no dirigirse apenas la palabra.

"Creo que el día menos pensado me daré por vencido, porque, salvo en las pesadillas, nunca se ha visto nada parecido a la detestable sombra que sobre mí proyecta este padre que me ha tocado en suerte"

"Él y todos los míos me consideran como algo que pueden saquear a su antojo y repartirse los despojos"

Para cuando realiza su viaje a Norteamérica, Dickens tiene ya cuatro hijos, el pequeño Walter, tenía nueve meses y le costó vencer las reticencias de Catherine para embarcarse dejando a los niños atrás. En los años sucesivos la familia del escritor siguió creciendo, incluso para el siglo XIX, la suya era una familia más que numerosa.
En 1852 nace su décimo y último hijo, Edgar. No es de extrañar que el escritor hubiera adquirido la costumbre de disponer de un lugar para trabajar, lejos de todo y de todos. En 1856 adquiere Gad´s Hill Place a las afueras de Rochester.

En muchas ocasiones viajó a París, a veces acompañado por su familia y otras por Wilkie Collins al que le unía una gran amistad. De esta época data el distanciamiento de sus suegros, pues al volver a Londres prefería antes dormir en una posada que en su propio domicilio: "no soporto la presencia de esa familia al completo a la hora del desayuno". El apartamiento  de la familia Hogarth iba de la mano del distanciamiento de su esposa: "tengo la impresión de que el corsé de mi vida doméstica se ha tornado demasiado rígido". El contraste entre sus viajes libres a Francia y la vida en Londres era demasiado acentuado.

Con motivo de poner en representación una obra de Colllins, El piélago helado, entra en contacto con la familia de actores Ternan. Su hija Ellén, de 18 años (la misma edad que Kate Dickens) llama la atención del escritor. Ellen fue el detonante de una situación muy deteriorada. Dickens abandona el hogar y ya en los primeros meses de 1858 todo el mundo se refería a Ellen Ternan como la ahijada de Dickens.

El escritor plantea entonces la separación y la división de viviendas: Tavisdtock House en Londres y Gad´s Hill Place en el campo. Georgina, hermana de Catherine, apoya ese planteamiento, sin embargo la intervención de los Hogarth hizo que las negociaciones, en principio discretas, salieran a la luz. Se dieron toda clase de habladurías que incluyeron a Georgina. Finalmente se firma un acuerdo de divorcio, pero Dickens quiso salir al paso de las habladurías e insidias con una declaración personal en The Times. Un biógrafo de la época describe:

"Recuerdo como si fuera hoy la sorpresa y la tristeza que aquella declaración produjo entre la gente de a pie, como yo. En aquella época hasta donde a mi se me alcanzaba, en poco difería el escritor del hombre"

Como si toda la familia se pusiera de acuerdo, su hermano Frederick presenta una demanda de adulterio contra su esposa y, Augustus abandona a la suya marchándose a Estados Unidos con otra mujer. Su hija Kate contraería matrimonio "porque quería alejarse de aquel desdichado hogar".

Dickens se encontraba en un estado de postración nerviosa.El futuro económico de su familia era una preocupación constante, su hermano Alfred fallece dejando viuda y cinco hijos a los que el escritor trasladó a Gad´s Hill Place. Las giras de lectura le procuraban ingresos extraordinarios a la vez que levantaban su ánimo cuando palpaba el apoyo y seguimiento del público, su enorme poder de convocatoria. Ya muy tocado de salud realiza la segunda gira por Estados Unidos, que no pudo completar. A su vuelta su hijo Charlie, ahora arruinado, se hará cargo de la correspondencia del escritor. Edward se dispone a emigrar a Australia, al igual que había hecho Alfred con la idea de la cría de ovejas. Walter, ese muchacho un poco lento y que no destacaba en nada, a decir de Dickens, había fallecido en Calcuta.

Sólo Elle Ternan era la única por la que se dejaba aconsejar sobre su salud. La  relación que mantuvo con ella, ha hecho correr ríos de tinta; en cualquier caso y conociendo al escritor, no era una relación convencional y si bien no podemos estar seguros de su naturaleza, es no obstante innegable el cariño que sintió por ella.

El 15 de marzo terminaba las lecturas públicas con serios problemas de visión y cansancio acumulado. El 8 de junio de 1870 en Gad´s Hill Place le sobrevino el ataque. Georgina era la única que estaba con él. Perdió el sentido que ya no recuperó, pocos meses antes había sido recibido en audiencia privada a petición de la reina en el palacio de Buckingham.




martes, 25 de diciembre de 2012

Feliz Navidad


Queridos amigos de El baile de los Libros, os deseo una Feliz Navidad y os agradezco vuestras visitas al  blog. Me hubiera gustado compartir con vosotros más lecturas; espero que el año entrante sea menos duro y pueda dedicar más tiempo a comunicaros mis pequeños hallazgos.
Un abrazo a todos y mi agradecimiento.





jueves, 27 de septiembre de 2012

Pequeñas crónicas-Carlo M. Cipolla



Pequeñas crónicas
Carlo M. Cipolla
Ed.Crítica
ISBN 978-84-9892-218-9

 Carlo M. Cipolla (catedrático de Historia económica en las universidades de Pavía y Berkeley 1922-2000) nos presenta en su libro Pequeñas crónicas una selección de artículos aparecidos en Corriere Della Sera y Sole-24 Ore. Los artículos están a caballo entre el breve ensayo histórico y el económico, sazonado con la ironía de este extraordinario divulgador que siempre encuentra en la noticia de más rabiosa actualidad, la forma de recordarnos que en historia y en economía todo está ya inventado.

Entre el conjunto de los dieciocho artículos con títulos tan expresivos y sugerentes como: La patata de Colón o Aquel valle alemán donde nació el dólar, he elegido dos para ilustrar el caracter de esta curiosa recopilación.

A tenor del debate sobre la economía alemana y los distintos sistemas educativos europeos el artículo Por la ciencia y por el Kaiser, nos ilustra sobre como a mediados del s.XIX Francia y Gran Bretaña asistieron al nacimiento de Alemania como superpotencia y como desde un principio se intentó identificar las causas que lo habían propiciado. Hacia 1870 Boccardo escribe que en el mundo civil no existe el ejemplo de un pueblo como el alemán en el que todas las instituciones relacionadas con la educación nacional y sobre todo con la enseñanza técnica, "presenten una conexión tan estrecha, una armonía tan sabiamente establecida, una coordinación tan profunda".

El profesor Cipolla nos recuerda que ya Guillermo II (subió al trono 1888) estaba claramente a favor de las enseñanzas técnicas, "yo no quiero escuelas que produzcan ciudadanos griegos o ciudadanos romanos, quiero escuelas que produzcan eficientes ciudadanos alemanes"
En 1902 el sistema de escuelas técnicas alemanas se componía de: Technischen Hochschulen que impartían los estudios elevados (fundadas entre 1820 y 1830); las Trade Schools para la industria textil; las Escuelas de formación manual; las escuelas de comercio (innovación germánica) donde los estudiantes aprendían lenguas extranjeras, contabilidad y derecho mercantil. Es a este sistema al que el comisario estadounidense para la instrucción atribuía los espectaculares progresos de la economía alemana.

En otro de sus artículos se hace eco de dos palabras últimamente en boca de todos "deuda pública", en Quien inventó la deuda pública, nos recuerda que en la antigüedad no existía este concepto,  fue una invención de las comunas medievales italianas. La primera noticia se remonta a 1167 y fue un préstamo forzoso de la República de Venecia a sus ciudadanos adinerados. Esta práctica se extendió a otras repúblicas vecinas como Florencia.
"El Estado dispone de tres medios para hacer frente a sus necesidades, gravar los ciudadanos con impuestos, devaluar la moneda y recurrir al crédito", en el caso de Florencia se recurrió mucho al crédito, lo que empujó al alza la tasa de interés, de modo que muchos hombres de negocios dejaron de invertir su dinero en el comercio para adquirir deuda pública: "Los particulares que disponían de capital se enriquecían, mientras el Estado se empobrecía".
Sólo los milaneses no tuvieron deuda pública debido a la arbitrariedad de sus dirigentes que no inspiraban confianza en quienes tenían dinero. Por eso los milaneses invertían sus capitales en deuda pública de Génova o Venecia. Ni siquiera el Estado Pontificio estuvo al margen de la nueva modalidad, asesorado por los florentinos.
En España fueron los genoveses quienes se convirtieron en asesores y gestores de la deuda pública española en la segunda mitad del siglo XVI.

Como podéis ver los artículos hacen referencia a temas actuales a la vez que eternos, con pinceladas breves y al mismo tiempo intensas por los datos que maneja. Otra ventaja es que podemos dosificar su lectura, reflexionando sobre los vínculos entre la historia, la economía y el devenir de los siglos que siempre hace nuevo lo antiguo.


viernes, 6 de julio de 2012

Un tiempo para callar - Patrick Leigh Fermor

Un tiempo para callar.
Patrick Leigh Fermor
Editorial Elba
ISBN 978-84-938034-3-8

Patrick Leigh Fermor (Paddy) ha sido uno de los grandes viajeros ingleses de este siglo. Con una educación autodidacta, siempre fue un chaval curioso, se lanzó a los dieciocho años a recorrer Europa  (diciembre de 1933) hasta llegar a Constantinopla. Toda su vida sería un viaje en aventura ("solvitur ambulando" como le diría a su amigo Bruce Chatwin) y de igual modo se encontraba cómodo en la cabaña de un campesino que en el más lujoso de los hoteles. Son muchos los artículos que podéis encontrar sobre él en Internet, así que no resumiré aquí su vida apasionante que muchas páginas os contarán mejor que yo; si remarcaré su notable talento narrativo, el rico registro lingüístico con el que logra hacernos llegar sus emociones y sus observaciones.....y por lo tanto la meritoria labor de la traducción española a cargo de Dolores Payás.

Tras un largo vieje por el Caribe, Fermor pensó en poner por escrito sus experiencias en las Antillas y buscando la paz necesaria para encarar su primer libro, se refugia en la abadía de Saint Wandrille de Fontanelle, años depués pasaría por Solesmes, la Gran Trapa y los monasterios de Capadocia.
El libro que nos ocupa reune las experiencias del autor en todos ellos, no sólo nos habla de su histoira, sino de las sensacioens que despierta en su interior la convivencia con los monjes, la observación de sus costumbres, la sensación de sus cánticos, los matices de la luz reflejada en los claustros, la comunicación con unas personas que ha optado por una forma diferente de vida. Como dice acertadamente, en realidad " era yo y no los monjes quien se evadía del mundo. Para mis anfitriones la abadía era el trampolín hacia la eternidad; para mí un lugar al que retirarme a escribir un libro"

El escritor en ningún momento omite su falta de fe, se considera "un ciudadano de la herética isla del otro lado del Canal", incluso se sorprende de que no hubiera ninguna pregunta directa sobre sus convicciones religiosas. En un primer momento se sobrecoge "¡Tanto silencio y sobriedad!. El lugar asumió el carácter de una enorme tumba, una necrópolis en la cual yo era el único habitante vivo", los monjes le parecían desesperadamente tristes, sobrenaturalmente pálidos, " la temperatura de la vida se desplomaba hasta cero y la sangre corría cada segundo más lenta, tenue, como si de un momento a otro el corazón pudiera dejar de latir de modo imperceptible", sin embargo no pudo asimilar ninguna de estas imágenes a las vendidas por la literatura antipapista protestante.

Este sentimiento fue cambiando gradualmente, era el inicio de la adaptación. Se desecha la banalidad y las ansiosas trivialidades por falta de alimentación y surge una energía nueva que hace el trabajo más fácil. Al mismo tiempo los monjes dejan de ser un todo informe y pasan a convertirse en personas reales:

"empecé a tratar con los monjes, quedé sorprendido por la conversacion de aquellos con los que tuve contacto. No encontré rastro de tinieblas, ni un asomo de fúnebre melancolía"

"pregunté a uno de los monjes como resumiría, en pocas palabras, lo que era su vida. Reflexionó un momento y me dijo: ¿Ha estado usted alguna vez enamorado?".

Cuando llegó el momento de partir, sólo pudo arrepentirse Fermor de no haber tenido esta experiencia antes, las semanas pasaron con una rapidez asombrosa y de nuevo se encontró en un proceso de adaptación inverso, el mundo exterior era "un infierno de ruido y vulgaridad enteramente poblado de gamberros (...) incluso los anuncios de Byrrh y Cinzano que veía desde la ventanilla, normalmente jubilosos símbolos de libertad y evasión, me impactaron como si fueran insultos personales"

Como he comentado, no sería la última estancia de Fermor entre los claustros de un monasterio, sus consideraciones sobre la Gran Trapa y Capadocia son igualmente muy hermosas y matiza de manera muy certera las diferencias entre todos ellos. Esto lo logra porque no hay ligereza en sus apreciaciones, ni morboso deleite; se acerca a la realidad que no conoce con exquisito tacto y elegancia, evita enjuiciar vidas ajenas tan distintas a la suya, vidas de muy distinta procedencia que se igualan en la elección de un camino singular y todo ello narrado con una generosiad y elegancia que hoy en día se echa de menos. El resultado es un relato de una credibilidad y belleza que me ha sorpendido. Él mismo con humildad reconoce tras su estancia en la Gran Trapa, que se encuentra "carente de autoridad para librar un veredicto sobre las condiciones y posiblidades de vida en aquella callada e invernal soledad"

"El secreto de la vida monástica, esa completa abdicación personal y encumbramiento de la voluntad de Dios, que resuelve todos los problemas y conflictos y transforma una vida de agudos pacedimientos externos en otra de paz y alegría, es algo que muy pocos ajenos al claustro pueden comprender de forma completa"



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lunes, 23 de abril de 2012

Alí y Nino-Kurban Said

Alí y Nino
Kurban Said
Editorial Libros del Asteroide
ISBN 978-84-92663-59-0


Este fin de semana he acabado de leer la novela de Kurban Said, Alí y Nino, publicada por Libros del Asteroide. Según se nos cuenta en la contraportada, dos pueden ser los autores de esta pequeña joya:Yusif Vazil Chamanzaninli o Lev Nussimbaum (Essad Bey).

Se trata de una historia de amor, pero el fondo trasciende con mucho esta simple definición. En principio la vida de los protagonistas se desarrolla en Bakú, ciudad portuaria del Mar Caspio y capital de la actual república de Azerbaiyan, rica por sus yacimientos petrolíferos, ciudad de frontera, zona de fricción y de convivencia entre musulmanes, rusos, georgianos y armenios. En los tiempos en los que se sitúa la novela, la zona se encontraba bajo dominio ruso, sin embargo el advenimiento de la Primera Guerra Mundial y sus alianzas trastoca su difícil equilibrio.
Por otra parte sus habitantes se debaten entre un corazón europeo que quiere engancharse a las formas de vida propias de Londres y París, y otro corazón que ama el desierto, Oriente, las formas antiguas.
Bakú es el sitio donde mal que bien conviven dos maneras de mirar la vida, las relaciones personales, las relaciones sentimentales "nosostros nos limpiamos de otra manera y pecamos de otra manera, tenemos otro ritmo y otros rostros".

Alí y Nino son miembros de dos importantes familias, musulmana y cristiana. Su unión alfora dos maneras distintas de comprender el mundo a pesar de su amor mutuo, que únicamente en Bakú puede tener cabida. Durante un breve período Azerbaiyan se declara república independiente de 1918 a 1920.......y todo parece posible.

"En París yo sería tan desgraciado como tú en Persia. Allí me sentiría a merced de un arbitrio ajeno. Acuérdate del harén de Shimrán. Y soportaría Europa tan mal como tú soportaste Asia. Quedémonos en Bakú, donde Asia y Europa se entremezclan imperceptiblmente. No puedo ir a París: allí no hay mezquitas, ni murallas, ni está Said Mustafá. De vez en cuando necesito recrearme en el alma de Asia, para poder soportar a todos estos extranjeros que vienen aquí. En París te acabaría odiando, igual que tú me odiabas tras la fiesta de moharrán. No sería enseguida, pero antes o después en un carnaval o un baile, empezaría de pronto a odiarte por el mundo ajeno en el que pretendes que entre. Por eso voy a quedarme aquí pase lo que pase (........)

Perdona a tu Nino, Alí Kan. He sido muy tonta. No sé por qué supuse que resultaría más fácil cambiar a ti que a mí. Nos quedaremos aquí, y de París no se vuelve a hablar. Tú te quedas con tu ciudad asiática y yo con mi casa europea"

Al acabar el libro comprendemos el corazón de Alí, comprendemos a Nino; ¿por qué siendo ambos comprensibles, el problema continúa siendo insoluble?

domingo, 25 de marzo de 2012

El circo de la noche-Erin Morgenstern

El circo de la noche (Erin Morgenstern)
Editorial Planeta
ISBN 978-08-11169-6

No soy lectora asidua de literatura fantástica ni de novelas donde la magia es la protagonista, pero creo que Erin Morgenstern ha escrito algo diferente a lo habitual en el género. En algún foro se compara la novela, con una mezcla de Harry Potter, Alicia en el País de las Maravillas y un toque a lo Tim Burton. No estoy de acuerdo con esos ejemplos; ni unidos, ni por separado.

El Circo de la noche es una historia originalísima, un intrincado y complejo cuento de hadas: primero por sus saltos temporales entre los capítulos (¡estad atentos! evitareis la confusión) y después por la cantidad y calidad de los personajes principales (Celia y Marco a pesar de ser protagonistas tienen unos acompañantes maravillosos, los gemelos Poppet y Widget, Chandresh, Thiessen, etc....) todos ellos mágicos e imperecederos.

Es una lectura que discurre lenta (su acción se desarrolla a través de los años), no nos damos cuenta pues estamos sumergidos en un sueño, una tela de araña que nos atrapa con poemas visuales y nos impide abandonar la narración. Nos gustaría saber como acaba todo (ese reto y el amor prohibido de Celia y Marco) pero no nos importaría seguir leyendo indefinidamente los mundos que se dedican el uno al otro, mientras la sugestión traspasa el papel y podemos oler a manzanas de caramelo y chocolate caliente............ya no hay escapatoria, nos hemos convertido en un miembro más de los "reveurs" del Circo de los sueños........adelante, pasen y lean.

"El pasillo está flanqueado por puertas, y Celia elige una al final de todo. Deja un rastro de nieve semiderrida al entrar en una estancia en la que debe agacharse para no chocar con una cascada de libros que cuelgan del techo y cuyas páginas han quedado abiertas en congeladas olas.
Extiende una mano y la pasa sobre el papel: la habitación entera se mece suavemente al pasar el movimiento de una página a otra.
Le lleva cierto tiempo encontrar otra puerta, medio oculta en un rincón en sombras, y se echa a reir cuandos se le hunden las botas en la arena, fina como el polvo, que cubre el suelo de esa nueva estancia.
Celia está ahora en un trémulo desierto blanco, bajo un resplandeciente cielo nocturno que se extiende en todas direcciones. La sensación del espacio es tan grande que se ve obligada a extender un brazo para descubrir la pared que se esconde entre las estrellas y, aun así, se sorprende al rozar con los dedos la sólida superficie"



martes, 14 de febrero de 2012

Dickens: El observador solitario (Peter Ackroyd)

Dickens: El observador solitario
Peter Ackroyd
Editorial Edhasa
ISBN 978-84-350-2800-4

No es posible comenzar este año, sin colocar en las primeras entradas esta maravillosa y trabajada biografía de uno de los escritores más reeditados y queridos por toda clase de pùblico y a través de distintas épocas. Celebramos el año Dickens y nos alegra decir que las editoriales han hecho un esfuerzo por celebrarlo como deben......editando y reeditando sus libros.

Peter Ackroyd nos presenta una biografía total tanto del escritor como de la persona, separo estos dos términos porque de la mayoría de los autores no conocemos su vida privada, sin embargo en este caso, Ackroyd trenza la una sobre la otra.
Esta es precisamente una de las características de la biografía que comentamos, no se limita a dar unos datos, de por si muy abundantes en Internet, sino que une las vivencias personales del autor a su creación literaria, los temas de sus novelas y la creación de sus personajes. Y lo hace muy bien, pues al final Dickens es tan nuestro, tan humano, tan cercano y vulnerable, y la vez tan genial y único que parece un personaje escapado de sus narraciones. La vida de Dickens vitoriana y decimonónica y a la vez adelantada a su tiempo.

Voy a comentar sólo un par de aspectos que no conocía de Dickens y creo que meren destacarse.
El primero es su atroz capacidad de trabajo. A los quince años empezó a buscarse la vida como chico para todo en el despacho de Ellis and Blackmore, a la vez que se dedicaba a aprender el método Gurney de taquigrafía, conocimiento que le abriría el acceso a Doctors´Commorns, hasta que finalmente se establece como taquígrafo independiente.

Con diecinueve años, comienzos de 1831, se inicia como cronista parlamentario del periódico Mirror of Parlament, su nombre empieza a ser conocido en medios periodísticos. En 1834 ya forma parte de la plantilla de The Morning Chronicle. Se compromete allí a escribir una serie de artículos llamados Bocetos de Londres, a la vez que lo compaginaba con la crítica teatral y la tribuna de prensa en la Cámara de los Comunes.
No pasa mucho tiempo cuando William Hall de la editorial Chapman and Hall le propone hacerse cargo de un proyecto de periodicidad mensual, que tras ser modificado por él sería el germen de Los papeles póstumos del Club Pickwick; el éxito le sonrió, pero no por ello dejó sus crónicas parlamentarias.
A raiz de embarcarse en una nueva serie de estampas, una de sus composiciones Oliver Twist, toma fuerza emancipándose como narranción autónoma. Así pues, llevaba la vez Los papeles póstumos del Club Pickwick y Oliver Twist. Dos folletines bien diferentes que verían la luz de forma simultánea.

A todo este ritmo de trabajo cabe añadir los viajes que serían una constante en su vida, y las visitas a lugares que despertaban su curiosidad y muchas veces le deparaban ideas para nuevas novelas. Por ejemplo, en 1838 tras visitar las esuelas para huérfanos de Yorkshire comienza Nicholas Nickleby cuya realización se une a su proyecto de transformar Oliver Twist de folletín a novela, con un acabado y coherencia propio de tal nombre.

Para cuando concluye Nickleby se embarca en una nueva aventura semanal denominada El reloj de maese Humphrey. El relato cuarto decide trabajarlo más y nace Tienda de Antigüedades, folletín que también transformaría en novela. Dickens tenía 30 años y ya recibía su primer homenaje en la ciudad de Edimburgo.

Las impresiones de los lugares que visitó fueron recogidas en libros como American Notes, al concluir su viaje a Estados Unidos o Estampas de Italia, fruto de una estancia de la familia en el país mediterráneo.

Todo este trajín iba acompañado de nuevas empresas de publicaciones periódicas. Household Words (cuyo primer numero apareció en 1850) en la que escribía y daba el toque final a los artículos de sus colaboradores. Esta publicación acabaría fusionada con "A lo largo del año" (1859) apareciendo en ella el primer episodio de Historia de dos ciudades, además de publicaciones por entregas como La mujer de blanco y La piedra Lunar de su amigo Wilkie Collins.
Con estas pinceladas nos podemos hacer una idea de su capacidad de trabajo y el ritmo con el que hacía llegar cada una de sus entregas.

Pero hay otro aspecto no menos importante que su obra literaria, que Peter Ackroyd destaca y comunmente pasa desapercibido ante su obra escrita. Hacia 1852 se compromete a una serie de lecturas en público de su cuento Canción de Navidad. El triunfo en Birmingham fue clamoroso, 1700 personas habían esperado nevando a la puerta del Ayuntamiento para conseguir una entrada. En Brandford, 3700 personas abarrotaban la sala de conciertos. Hay que recordar que Dickens había tenido siempre un gran amor por el teatro, la noche de Reyes organizaba una velada poniendo en escena algun sainete, ayudado por sus hijos.

A lo largo de su vida las lecturas fueron recurrentes, no sólo eran un medio de engrosar su economía, sino que Dickens a través de ellas,palpaba el gusto del público y se daba cuenta de su fuerza y poder de convocatoria. Hay que señalar no obstante que llevaban consigo un notable esfuerzo de dramatización y memorización, dos meses como poco de trabajo previo con gesticulación, entonación, etc....Por otra parte no utilizaba anotaciones o apuntes por lo que a veces modificaba pasajes, omitía referencias sobre los personajes, modificaba ocurrencias e improvisaba según la reacción del público. Se establecía una relación muy especial entre público y autor.
En la gira de la primavera de 1866 en Liverpool, más de 3000 personas se quedaron con ganas de verlo. En sus cartas hace continuas referencias a multitudes, ovaciones, a las risas y lágrimas que provocaba. En su segundo viaje a Estados Unidos, las lecturas públicas ocuparon un lugar muy importante. Ya antes de su llegada se formaron largas colas para adquirir entradas, no sólo era la fama del autor, sino que el espectáculo en sí, era novedoso. Muchos hacían cola desde la noche anterior provistos de colchones de paja. Durante el primer mes de 1868 hizo lecturas en Nueva York, Boston, Filadelfia, etc....lo que le supuso un agotador esfuerzo. Se sintió tan cansado que canceló las citas del oeste. El día de su partida una enorme multitud lo esperaba a la salida del hotel, desde las ventanas de los edificios cercanos arrojaban flores a su paso.
Ya de vuelta todavía hizo una gira por Escocia de la que regresó realmente enfermo. Peter Ackroyd comenta las anotaciones de su médico que llegó a contar 124 pulsaciones por minuto al finalizar la última lectura de David Copperfield. En total fueron quince años de lecturas públicas.

La biografía de Peter Ackroyd es un manantial inagotable, recomendable acercamiento al escritor e inestimable acompañamiento si leemos sus obras. La erudición de sus páginas nos ofrece información de las relaciones que estableció con Wilkie Collins, Andersen, Thackeray, Gaskell....y un largo etcétera que estoy segura abrirá el apetito de los amantes de la literatura inglesa del s.XIX