viernes, 26 de abril de 2013

Resistencia y sumisión: cartas y apuntes desde el cautiverio- Dietrich Bonhoeffer

Resistencia y sumisión: cartas y apuntes desde el cautiverio
Dietrich Bonhoeffer
Ed.Sígueme
ISBN 978-84-301-1598-3

Dietrich Bonhoeffer nació en Breslau, Alemania en 1906. Reinaba el Kaiser y la nobleza y el ejército constituyen los pilares de la sociedad, una sociedad que estaba empezando a cambiar. Su familia pertenecía a la élite cultural alemana: su padre ocupaba la cátedra de psiquiatría y neurología y su madre descendiente de los von Hase destacaba por sus dotes musicales. Ella fue la que se hace cargo de su educación hasta iniciar los estudios de bachillerato.

La Primera Guerra Mundial se ceba con la familia falleciendo un hermano y tres de sus primos. A los 17 años comienza teología doctorándose con la tesis "Sanctorum Communio" en donde se trata el tema de la Iglesia que va a ser el núcleo de su pensamiento teológico.
En 1929 se encuentra en Barcelona como vicario de una parroquia de habla alemana. Al año siguiente llega a Nueva York con una beca para estudiar en el Seminario Union Theological. Ambos encuentros con la Iglesia real le marcarán profundamente. En Nueva York (recordemos que estamos inmersos en el Crack del 29) entrará en contacto con Harlem y la población negra de los ghettos. Finamente en 1931 con 25 años es ordenado pastor luterano.
El 20 de julio de 1933, el Reich, con ayuda de los "Cristianos Alemanes", agrupación vinculada al NSDAP, intentó asimilar la Iglesia protestante al Estado. Las elecciones eclesiásticas marcaron el triunfo de los "Cristianos Alemanes". Con posterioridad  se decretó la Ley Aria para la Comunidad Eclesiástica.
El 27 de septiembre de 1933, el Sínodo Nacional alemán reunido en Wittenberg nombró obispo del Reich al pastor castrense Ludwig Müller.

Bonhoeffer encabeza la Iglesia ilegal. Junto con Kart Barth y Martin Niemöller establecieron la Iglesia Confesante no oficial. Encabezaría seminarios ilegales que serían perseguidos por la Gestapo que los cierra en 1937. A él se le prohibe predicar, enseñar o hablar en público. Aunque la iglesia de la Confesión no era grande representaba un foco considerable de oposición cristiana al régimen nazi.

En 1939 Hitler ataca Polonia y Bonhoeffer es llamado a filas. La situación se hace cada vez más difícil dentro de la Iglesia Confesional. Piensa en emigrar y algunos amigos le piden que imparta clases en Nueva York. Viaja a Estados Unidos, pero cinco semanas después y tras una lucha interior de cuyo resultado nunca se arrepentirá, vuelve a Alemania. Se une a la resistencia interior que conspira contra el régimen nacionalsocialista. Entre ellos el almirante Canaris (arrestado en 1943), el coronel Hans Oster y von Dohnanyi. Ayudado de sus contactos ecuménicos sondea las posibilidades y condiciones de paz con los Aliados.
Fue acusado de conspiración y encarcelado en Tegel en 1943. Tras el fracaso del golpe de estado de 1944 y las pruebas del expediente de Zossen, será ejecutado el 9 de abril en Flossenburg junto a Canaris , al coronel Oster y otros miembros de la resistencia.

El libro que hoy reseño son los textos escritos desde Tegel. Algunos de ellos pasaron por la censura, pero conforme Bonhoffer se ganó la confianza de sus carceleros, muchas cartas pudieron burlar la vigilancia. Las cartas de su último mes de cautiverio tuvieron que ser quemadas en momentos de sumo peligro por su editor Eberhard Bethge quien escribe el prólogo. Lo que se expone en estas páginas me ha perecido sumamente interesante. Animo a leer todas sus cartas ya que incluso cuando su condición de teólogo es más directa, sus textos son sumamente interesantes y reveladores de una mente clarividente cuya desaparición nos privó de un pilar del pensamiento cristiano. Como escribe Bertheg al final del prólogo: "Estas páginas, que han resistido registros y bombardeos, escondidas entre tejas y vigas, con un testimonio del espíritu con el que se actuaba y se sufría en aquella época"

"¿Qué hay en realidad tras la queja de la falta de coraje cívico?. Durante estos últimos años hemos visto mucha valentía y sacrificio, pero apenas coraje cívico, ni siquiera en nosotros mismos. Sería una psicología demasiado ingenua el atribuir esa insuficiencia sencillamente a la cobardía personal (.......).
Nosotros los alemanes, hemos tenido que aprender la necesidad y la fuerza de la obediencia través de un largo proceso histórico. En la subordinación de todos los deseos y pensamientos personales a la misión que habían encomendado, vimos el sentido y la grandeza de nuestra vida. Nuestras miradas están dirigidas a lo alto, pero no con el temor de los esclavos, sino con la libre confianza que ve en la tarea una profesión y en la profesión una vocación. Esto era reflejo de una justificada desconfianza hacia el propio corazón, la cual lleva a preferir secundar la orden de "arriba" antes que seguir el propio parecer.(.....) No había contado con que su disponibilidad para la sumisión, para la entrega de su vida en el cumplimiento de la misión, pudiera ser abusivamente utilizada para el mal (....). Quedaba así demostrado que al alemán aún le faltaba un conocimiento básico: el de la necesidad del acto libre y responsable, incluso en contra de la profesión y la misión. Pero el coraje cívico solo puede surgir del libre sentido de responsabilidad de un ser humano libre. Sólo ahora comienzan los alemanes a descubrir lo que significa la libre responsabilidad."