Los hombres ebrios de Dios-J.Lacarriére
Ayma S.A. Editorial
Colección Sumer.
Este libro llegó a mí a través de la lectura de un libro estupendo titulado
Obras imprescindibles de la espiritualidad que algun día releeré y reseñaré aquí pues contiene un índice de bibliografía de gran calidad fruto de años de dedicación de este buscador perenne de la espiritualidad que es Ramiro Calle. Me acuerdo que se citaba como bibliografía complementaria de un capítulo titulado La Filocalia: los padres del desierto. Es un libro descatalogado pero cuyo tema a mi me parece muy interesante. Ésta es una pequeña reseña, apenas una idea del amplio estudio que nos ofrece Lacarriére.
Los hombres ebrios de Dios nos cuenta la aparición en los desiertos de Egipto, Siria y Palestina durante el s.IV de las primeras comunidades de ascetas y monjes. Basilio de Cesarea que tuvo una larga estancia en estas tierras redactaría hacia el 358 con Gregorio Nacianceno las reglas monásticas que inspirarían a Benito de Nursia y que por lo tanto configurarían el monacato occidental.
Egipto formaba parte del imperio romano pero esta pertenencia territorial no afectó al dominio religioso; visto desde Roma, Egipto continuaba siendo el reino de las tradiciones ocultas y la magia. La romanizacion y helenización se circunscribían a la case rica y culta, el Egipto de los campesinos, artesanos y sacerdotes continuaba sus viejas costumbres y era fiel a su lengua copta. La llegada del cristianismo (hay noticias a finales del s.II) también fue a través de la clase culta de Alejandría entre otras razones por ser predicado en griego y porque se vió favorecido por el sincretismo religioso. La situación cambió a mitad del siglo III con la traducción de los Evangelios al copto, lo que provocó un enorme impacto sobre los campesinos (fellahs).
Los primeros siglos de la extensión del cristianismo se caracterizaron por una dura lucha contra la herejía, pues cada pueblo al escoger "su cristianismo" introducía variaciones que obedecían no a querellas teológicas sino a intereses nacionales, confundiéndose muchas veces el sentimiento nacional y el religioso. Las conversiones en masa de los campesinos al cristianismo coincide con la gran revuelta egipcia contra las exacciones fiscales de Diocleciano. De alguna manera la nueva religión permitó al pueblo egipcio sojuzgado, recobrar el Egipto ancestral y oponerlo al helénico y romano.
El siglo IV deparará el reconocimiento oficial del cristianismo por el emperador Constantino. El imperio se convierte y la Iglesia se hace imperial. Poco a poco se toma conciencia del fin de las persecuciones y así como muchos de los antiguos resistentes lo aceptan, otros configurarán el nacimiento de un movimiento que lleva hacia el desierto y la vida ascética, el fin del Santo-Martir da paso a un nuevo modelo: el Santo-Anacoreta.
El atractivo de la vida en el desierto prendió pronto entre los fellahs cuya vida campesina era durísima y llena de privaciones, a la que el anacoretismo va a prestar dignidad.
Esta huida al desierto llegó a provocar transtornos sociales. Egipto sería en el siglo IV la nueva "Tierra Santa" cuya noticia se extendió por toda la cuenca medidterránea. Se cuenta en la vida de San Arsenio como éste abandonó sus riquezas y se trasladó a Egipto en donde cayó enfermo. Su discípulo le puso una almohada bajo la cabeza. Un anacoreta de la zona que fue a visitarle se escandalizó:
"-¿A qué te dedicabas antes de ser ermitaño?
-Era campesino.
-¿Y de qué vivías?
-Como en la actualidad:dormía en el suelo, comía cada día un poco de lentejas, pan y aceite. Pero mi alma no conocía el reposo.
-Pues bien- dijo el discípulo- Arsenio, el que tú ves aquí era en otros tiempos preceptor de los hijos del Emperador, tenía mil domésticos a su servicio y dormía en un lecho suntuoso. ¡Qué diferencia entre su condición de entonces y la tuya, tú que vivías peor que ahora!. Al abandonar el siglo, tú has abandonado una vida penosa por una vida mejor, mientras que Arsenio ha dejado la opulencia por la pobreza"Ente los anacoretas de la época señalemos al fundador del monaquismo copto Pacomio (286-348). Su vida nos ha llegado a través de fuentes coptas, en su juventud ingresó en el ejército romano, tras licenciarse se traslada a Sheneset donde se hace discípulo de Palamón con el que permanecerá siete años. Más tarde se instalará junto al pueblo abandonado de Tabennesi en donde fundará su primer monasterio. Instituirá en el desierto comunidades que se basarían en reglas sociales y en principios de convivencia totalmente nuevos, como bien dice Lacarriére fundará una sociedad "partiendo de cero".
Hasta ese momento el ascetismo era solitario, de manera que estar con un semejante se veía como obstáculo para la salvación. El éxito de Pacomio consistirá en fundar monasterios y convertirlos en "Ciudad de Dios" canalizando por una parte la pasión por el desierto, presente en el alma egipcia y la renuncia al mundo. En la base de la organización estaba la célula compuesta por tres monjes; doce células formaban una casa, cuatro casas una tribu y diez tribus un monasterio. Cada monasterio tenía a su cabeza un superior o higúmeno y cada casa un prior o dueño de la casa. Esta organización hasta cierto punto "física", estaba ligada a otro tipo de organización que fue la aportación más original de Pacomio:dividir a los monjes en veinticuatro grupos según las veinticuatro letras del alfabeto griego, por sus aptitudes intelectuales o espirituales.
Se daban reglas destinadas a poner límites a las largas penitencias, tomando siempre un mínimo de alimento para evitar que las diferentes formas de ascesis, y sobre todo los ayunos, se conviertiesen en ostentación de unos contra otros. Al parecer el uso de capuchones amplios favorecía la intimidad impidiendo la emulación y por lo tanto el pecado del orgullo. No se convertía en monje aquel que quería, se ponía a prueba su sinceridad, voluntad y grado de desapego del mundo.
En el momento de su muerte se calcula entre 6000 y 8000 monjes. El cenobitismo (coenobium=comunidad) había nacido y progresaría rápidamente por Egipto y bajo formas diferents por Siria, Palestina, Capadocia, Grecia y Occidente. El desierto de Tabennesi se había convertido en una "pradera de santos".
Al lado de esta vida organizada y en las extensiones del Medio y Alto Egipto, numerosos anacoretas vivían en celdas excavadas en la roca, grutas y cavernas (monte Qolzum). El anacoretismo se extendió hacia el norte hasta Menfis y por el sur hasta Tebas. También es famoso el desierto de Wadi Natrún o desierto de Nitrea, famoso por sus lagos de nitro y cuyas condiciones de habitabilidad eran extremadamente penosas.
Los ascetas y monjes que encontramos en Palestina y Siria, difieren de los modelos egipcios posiblemente porque no tenían el poderosos pasado religioso ni la misma unidad étnica, por ello las vías del anacoretismo fueron distintas: los recluídos (que viven en las oquedades de los árboles o en las tumbras), los ramoneadores (ascetas que se alimentaban de hierbas y raíces), los estacionarios (siempre expuestos a la intemperie, inmóviles horas y días), los estilitas (ascetas instalados en altas columnas como San Simeón).
Como podemos ver, el período que asiste a la expansión del cristianismo y a la agonía del paganismo (durante mucho tiempo convivirían desigualmente) está llenos de extremos, de la búsqueda tanto interior como exterior de nuevas formas de expresión y caminos espirituales.
De todo ello quedan hoy pocos restos por lo efímero de las construcciones y la devastación de la historia. En Waqdi Natrum nos queda el monasterio de Deir el Surianoi, cuyas partes más antiguas son posteriores a esta época y posee una de las bibliotecas más antiguas de Oriente.