Editorial Planeta
ISBN 978-08-11169-6
No soy lectora asidua de literatura fantástica ni de novelas donde la magia es la protagonista, pero creo que Erin Morgenstern ha escrito algo diferente a lo habitual en el género. En algún foro se compara la novela, con una mezcla de Harry Potter, Alicia en el País de las Maravillas y un toque a lo Tim Burton. No estoy de acuerdo con esos ejemplos; ni unidos, ni por separado.
El Circo de la noche es una historia originalísima, un intrincado y complejo cuento de hadas: primero por sus saltos temporales entre los capítulos (¡estad atentos! evitareis la confusión) y después por la cantidad y calidad de los personajes principales (Celia y Marco a pesar de ser protagonistas tienen unos acompañantes maravillosos, los gemelos Poppet y Widget, Chandresh, Thiessen, etc....) todos ellos mágicos e imperecederos.
El Circo de la noche es una historia originalísima, un intrincado y complejo cuento de hadas: primero por sus saltos temporales entre los capítulos (¡estad atentos! evitareis la confusión) y después por la cantidad y calidad de los personajes principales (Celia y Marco a pesar de ser protagonistas tienen unos acompañantes maravillosos, los gemelos Poppet y Widget, Chandresh, Thiessen, etc....) todos ellos mágicos e imperecederos.
Es una lectura que discurre lenta (su acción se desarrolla a través de los años), no nos damos cuenta pues estamos sumergidos en un sueño, una tela de araña que nos atrapa con poemas visuales y nos impide abandonar la narración. Nos gustaría saber como acaba todo (ese reto y el amor prohibido de Celia y Marco) pero no nos importaría seguir leyendo indefinidamente los mundos que se dedican el uno al otro, mientras la sugestión traspasa el papel y podemos oler a manzanas de caramelo y chocolate caliente............ya no hay escapatoria, nos hemos convertido en un miembro más de los "reveurs" del Circo de los sueños........adelante, pasen y lean.
"El pasillo está flanqueado por puertas, y Celia elige una al final de todo. Deja un rastro de nieve semiderrida al entrar en una estancia en la que debe agacharse para no chocar con una cascada de libros que cuelgan del techo y cuyas páginas han quedado abiertas en congeladas olas.
Extiende una mano y la pasa sobre el papel: la habitación entera se mece suavemente al pasar el movimiento de una página a otra.
Le lleva cierto tiempo encontrar otra puerta, medio oculta en un rincón en sombras, y se echa a reir cuandos se le hunden las botas en la arena, fina como el polvo, que cubre el suelo de esa nueva estancia.
Celia está ahora en un trémulo desierto blanco, bajo un resplandeciente cielo nocturno que se extiende en todas direcciones. La sensación del espacio es tan grande que se ve obligada a extender un brazo para descubrir la pared que se esconde entre las estrellas y, aun así, se sorprende al rozar con los dedos la sólida superficie"
Extiende una mano y la pasa sobre el papel: la habitación entera se mece suavemente al pasar el movimiento de una página a otra.
Le lleva cierto tiempo encontrar otra puerta, medio oculta en un rincón en sombras, y se echa a reir cuandos se le hunden las botas en la arena, fina como el polvo, que cubre el suelo de esa nueva estancia.
Celia está ahora en un trémulo desierto blanco, bajo un resplandeciente cielo nocturno que se extiende en todas direcciones. La sensación del espacio es tan grande que se ve obligada a extender un brazo para descubrir la pared que se esconde entre las estrellas y, aun así, se sorprende al rozar con los dedos la sólida superficie"